Dos investigadores, el Dr. Charles Vacanti, un anestesiólogo de la Universidad de Massachusetts, y la Dra. Linda Griffith-Cima,
profesor asistente de ingeniería química del MIT, decidieron hacer
crecer una oreja con forma humana en el lomo de una rata para demostrar
una nueva técnica de trasplante que estaban investigando.
La petición llegó de un cirujano plástico del Children`s Hospital de
Boston, el Dr. Joe Upton, un médico que estaba cansado de ver como
trataba sin éxito a niños que nacían sin orejas o que las habían perdido
por un accidente o mordedura.
Así que ambos investigadores se dedicaron a la creación de una oreja en el laboratorio implantando un tejido de poliéster reabsorbible bajo la piel de una rata de laboratorio sin pelo para, a continuación, introducir células de cartílago bovino a través de la forma.
La rata, criada especialmente sin su sistema inmunológico para
evitar el rechazo del tejido, fue alimentada y cuidada mientras las
células del cartílago crecían y se multiplicaban para sustituir a la
fibra.
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