Las aplicaciones potenciales y reales que aportan los animales
transgénicos son múltiples. En primer lugar, mejoran la investigación
básica, ya que facilitan un mayor entendimiento de los mecanismos de
funcionamiento y control de los genes. En segundo lugar, benefician la
producción animal, permitiendo la obtención de un mayor crecimiento con
un menor consumo de energía. Asimismo, permiten modificar
específicamente ciertas características de productos alimenticios, como
la leche, haciéndolos más adecuados para el consumo humano o más
fácilmente transformables por la industria.
Su aplicación alcanza también el ámbito de la Sanidad, ya que la transgénesis facilita el desarrollo de modelos animales para el estudio de enfermedades humanas o animales, y ayuda en el entendimiento de mecanismos tan importantes como la proliferación y la diferenciación celular. Finalmente, abre también nuevas aplicaciones para la industria, permitiendo la transformación de animales en biorreactores para la producción de proteínas de interés terapéutico e industrial con importantes implicaciones futuras.
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